La fiabilidad de Ipurua, en duda
Hace dos temporadas que el Eibar no encadenaba tres jornadas consecutivas como local sin conocer la victoria.
Desde la llegada de Joseba Etxeberria a Ipurua, el coliseo eibarrtarra siempre ha sido sinónimo de puntos. De cada diez partidos como local, el ‘Gallo’ suma en ocho de ellos, aunque la tendencia de las últimas semanas está haciendo que sus registros positivos vayan a menos. Tras la conquista deportivista, el Eibar encadenó su tercera jornada consecutiva sin saber lo que es ganar en Ipurua. Un hecho sin precedentes en la historia del elgoibartarra como técnico armero, ya que para dar con la última vez en que los guipuzcoanos sumaron tres jornadas sin conocer la victoria hay que remontarse hasta la etapa de Gaizka Garitano, cuando enlazó hasta seis fechas sin hacerlo. Casualmente, fueron sus últimos días como preparador azulgrana. Con la llegada de Etxeberria, la dinámica cambió y el curso anterior logró conservar un 64% de victorias en casa.
En la presente, los resultados continuaban siendo benévolos con Ipurua. De hecho, al finalizar la primera vuelta, el Eibar era el tercer mejor equipo local de la categoría. A pesar de que la clasificación global dijera que su desempeño solo valía para rondar la media tabla. Por lo que los problemas parecían concentrarse únicamente a domicilio. Hasta que el nuevo año los ha trasladado también a territorio propio y con los mismos síntomas que de costumbre. El Eibar está penalizando en demasía los ‘errores de competitividad’ (véase el tanto encajado por el equipo coruñés), no tiene un rumbo fijo con balón y le falta claridad para generar situaciones manifiestas de gol. Todo ello hace que, al valorar el papel del conjunto armero sobre el verde, el propio Etxeberria desarrolle como el Deportivo se llevó los tres puntos de Ipurua sin aparentemente hacer mucho.
Desde las primeras de cambio, los azulgranas no se encontraron cómodos en el encuentro. Sin la decisión suficiente para apretar arriba, el Depor les superó continuamente en salida mientras encontraba a unos laterales más profundos de lo habitual. Gracias a ello, logró instalarse por momentos en campo contrario y desde fuera buscar así el área azulgrana. Tal y como hizo en el único tanto de la tarde. A partir de ahí comenzó a gestionar su ventaja con un bloque más replegado que buscaba continuamente amenazar a la espalda, a diferencia del armero que se volcó al ataque. Sin embargo, al Eibar le faltó acierto y decisión para finalizar dentro de la portería sus múltiples acercamientos y, pese a dominar el esférico y tener entre ceja y ceja el empate, no dio sensación de peligro constante. De modo que una vez más, y ya van ocho esta temporada, los azulgranas se quedaron a cero.
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