Tiempo de dudas e incertidumbre en el Real Valladolid

La liga, por fin, se acabó. El Real Valladolid ha firmado la peor temporada de su historia, la más nefasta de cualquier equipo en la competición española y los números de récord de Ronaldo Nazário son conocidos. Serán su hoja de presentación cuando pretenda presumir de gestión.

Después de anunciar la venta del club el viernes pasado, a media tarde, el último día de la semana laboral, antes del último encuentro de liga, la incertidumbre en la entidad es máxima. Los empleados fueron avisados minutos antes de que habría un comunicado importante. Y ya. Nadie sabe qué ocurrirá mañana por la mañana lunes, cuando lleguen a las oficinas de Zorrilla. En principio, los nuevos dueños necesitan el permiso del CSD para aprobar la operación, pero en su momento Ronaldo tomó posesión sin que fuera oficial dicha aprobación.

Sin embargo, para tranquilidad de algunas de las personas que forman dentro de la entidad, da la sensación que los nuevos propietarios van a entrar con pies de plomo en la entidad. En una breve conversación de El Norte de Castilla con Gabriel Solares éste ha afirmado: “Ignite apuesta por el Pucela por su historia, por su gente, por su ciudad... Por su potencial de crecimiento y porque es un equipo que tiene todos los recursos y características para estar consolidado en Primera División", se reconoce “ilusionado”, aunque él sólo ha ejercido como asesor, pero no cierra la puerta a quedarse: “Ya más adelante se determinará si me incorporo en otra posición”.

Sin embargo, Solares conoce muchas de las directrices que llevará adelante el nuevo grupo en el Real Valladolid, empezando por apoyarse personas de la ciudad: “Hay que respetar a la ciudad y darle peso a la gente que conozca el entorno”.

En Butarque todavía hubo representación de la “vieja guardia”. Estuvieron Luis García, director general corporativo, Domingo Catoira, director deportivo, Bruno Mazziotti, director general de fútbol, y Nacho Oruezábal, director del área de desarrollo de negocio. Sólo faltó Jorge Santiago que tuvo que quedarse en Zorrilla al estar disputándose la final de la Copa del Rey de rugby.

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