El Granada, de la resignación a la esperanza
La plantilla vivió el final del partido en Elda sobre el césped y lo celebró como una victoria propia. Ahora depende de sí mismo en Santander.

Cuando Pérez Hernández pitó el final del partido en Los Cármenes la explosión de alegría por el gol de Ricard pocos minutos antes se diluyo. Caras largas y tristeza en el coliseo del Zaidín, los jugadores se despedían con resignación de una afición que abandonaba el estadio con la cabeza baja.
Sin embargo, no estaba todo dicho. Con el estadio prácticamente vacío, uno de los celebró un gol como si hubieran logrado el ascenso. No lo era, pero sí la opción de poder seguir peleando. Y es que en el minuto 114, Chapela, a pase del exnazarí Fede Vico, logró empatar ante el Racing, lo que abría de nuevo las puertas del playoff a los granadinos.

Sobre el césped los jugadores lo celebraban con confusión, porque el móvil no refrescaba y la radio no terminaba de llegar la señal. En una piña y al lado del banquillo, los futbolistas celebraron el tanto una vez se cercioraron que lo que decían desde la grada era una realidad.
Gonzalo Villar explicó cómo vivió esos instantes en los que pasaron de terminar la temporada a poder subir: “Estaba hundido con el móvil cuando de repente he escuchado lo del gol. Nos merecemos esta oportunidad. Ahora vamos a Santander a ganar”.
“Unos decían una cosa, otros decían otra… ha sido una locura. Yo tenía un pequeño transistor que llegaba la señal mal y tarde. Unos estaban celebrando, otros no, pero al final ha sido todo alegría”, relató Ricard, autor del gol de la victoria, tras el partido.
La misma sensación de un Pacheta que se fue para el túnel después de pasear por el césped sin rumbo, con la mirada perdida en una grada que se iba vaciando y con la sensación de haberse quedado en al orilla: “Alguien lo ha dicho en el vestuario y lo he escuchado en el campo. Ha sido muy emotivo”.
Tensos minutos mientras gran parte de la plantilla alrededor de un móvil y sobre el césped esperaba el final del partido el Elda. Una espera larga que acabó con otra explosión de júbilo. El Granada pasó de no tener esperanza a depender de sí mismo para meterse en el playoff.
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