Hockey Hierba | Final Liga (M)
La Liga de Lleonart
Recupera el Polo el título de Liga masculino después de tres finales seguidas con derrota, en la retirada de su capitán. Y se pone a seis campeonatos de su víctima, el Atlètic Terrassa.

Tres finales de Liga consecutivas venía perdiendo el Real Club de Polo masculino. Normal, por tanto, que ni las altísimas temperaturas en el Martí Colomer de Terrassa ni el cansancio por 60 minutos de infarto evitaran una celebración instantánea de sus jugadores con la grada. Sobre todo, por parte de Xavi Lleonart, una auténtica institución en la escuadra barcelonesa, que se retira con un gol en la final. Con la contribución al decimosexto título de un Polo que supera ya los 15 del Egara y que solo tiene por delante al Atlètic Terrassa (22), el subcampeón en esta ocasión, por mucho que a falta de tan solo tres minutos estaba empatando y dominando.
Con un calor y humedad ya sofocantes, tras haber ido en aumento durante la final femenina, fue el primer aviso del Polo, con un aguijonazo a los cinco minutos de Arnau de Brujin, que rechazó Joan Ramon Avilés. También Max Laplaza gozó de una buena ocasión. Mientras, y liderado por Guiu Corominas, trataba de salir rápidamente el Atlètic Terrassa tras cada recuperación, pero se topaba con una defensa que se recomponía rápidamente.
Estaba siendo un primer cuarto de tanteo, con la diversión en la grada –“el Polo solo es dinero”, cantaban unos, “bote, bote, bote, del Atlètic quien no bote”, respondían los otros-, hasta que a 1:48 para el final un activo Guillermo Fortuño era derribado dentro del área rival. Penalti stroke. Lo lanzó, y lo convirtió, Xavi Lleonart en el día de su retirada.

No se hizo esperar la reacción del Atlètic Terrassa, en un segundo cuarto que arrancó con el primer penalti córner favorable, bastante mal ejecutado, y siguió con otro en el que Pepe Cunill puso a prueba la elasticidad de Luis Calzado, con un tiro seco, raso, que repelió el portero, igual que poco después repetiría saliendo con todo ante Marc Escudé.
Estaba claro que se había puesto las pilas el conjunto amarillo, y la demostración fue el 1-1, que no pudo llegar más al filo del descanso, a falta de 15 segundos, en una combinación vertical, de vértigo, que en dos pases permitió alcanzar desde el centro del campo la portería de Calzado, a quien batió Quim Malgosa con un potentísimo disparo al primer toque que entró por toda la escuadra.
Era volver a empezar, con 30 minutos por delante, y en ese respeto mutuo como si aún quedara todo el partido por disputarse se tradujo el tercer cuarto. Forzó enseguida un penalti córner el Polo, sin consecuencias. Tampoco las tuvo la acción del Atlètic Terrassa desde su afilada banda izquierda que Calzado desarmó providencialmente, cortando un pase que era medio gol. En general, eso sí, predominaban las posesiones largas y las defensas compactas, en busca de la recuperación para cazar un contragolpe que nunca acababa de producirse.

Apretaron los egarenses cuando el Polo se quedó dos minutos con uno menos, por la tarjeta verde a Iñaki Zaldua, pero se plantaron los barceloneses con un muro de contención muy meritorio, avanzados los minutos y el agotamiento con las altas temperaturas, que iría ‘in crescendo’ en un último periodo a todo o nada.
Recital de Cabré y Calzado
Y, aunque comenzó con una tarjeta verde para Jordi Bonastre, fue su compañero Pol Cabré-Verdiell el que dispuso de dos ocasiones clarísimas. La primera, un contraataque que se cocinó él solito. La segunda, más estática. Y en ambas se topó con Calzado, que también tuvo que sacar reflejos ante Marc Escudé. El acoso y derribo del Atlètic Terrassa prosiguió en un penalti córner señalado por el videoarbitraje, que terminó con un disparo al palo. Y a siete minutos para la conclusión llegó otro encuentro entre Cabré y Calzado, un tiro a la media vuelta que salvó milagrosamente con un pie el portero de la Selección española.
A dos minutos y 37 segundos llegó la gran polémica de la final. Anotaba De Brujin un gol a pase de Fortuño, que revisaba el ‘video umpire’ a petición de la colegiada. Lo anulaba en primera instancia por falta del propio De Brujin, al tocarle la bola en el cuerpo, pero retrocedía aún más en la acción en segunda instancia para señalar penalti córner por juego peligroso del Atlètic Terrassa.

Así, en cuestión de cinco segundos, materializó el Polo el definitivo 2-1, notado por Benedikt Schwarzhaupt. Como aún disponían los egarenses de un derecho a revisión, lo pidieron por si se pudiera anular, pero la queja no surtió efecto. Ya sin portero el Atlètic Terrassa, perdonó De Brujin el tercero a portería vacía. No evitó la tensión pero, igualmente, se proclamó campeón el Polo.
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