Demasiado humanas en Lisboa
El gol de Blackstenius, apellido que entra ya en la leyenda negra de la historia culé, castigó una de esas desaplicaciones que Flick no hubiese perdonado en el primer equipo masculino.


El histórico José Alvalade reservaba malas noticias para el Barça. El Arsenal de Mariona, que se llevó para Londres la kryptonita de la máquina azulgrana, levantó con justicia su segunda Champions y entristeció al barcelonismo, que se había desplazado en masa a Lisboa y al que hay que felicitar por ser la única masa social que se está creyendo de verdad el despegue de este deporte en el país campeón del mundo mientras otros prefieren mirar para otro lado. El fútbol no perdona en la élite; y al Barça se le vieron demasiadas costuras como para pensar que levantaría tan fácilmente su tercera Champions consecutiva.
El gol de Blackstenius, apellido que entra ya en la leyenda negra de la historia culé, castigó una de esas desaplicaciones que Flick no hubiese perdonado en el primer equipo masculino. La defensa del Barça tuvo dos oportunidades para salir disparada y tender la trampa de fuego a las ‘gunners’. Pero se asustó y ni siquiera fue capaz de hacer bien la línea dentro de su propia área. Luego, como durante todo el partido, apenas tuvo soluciones después del 1-0 y físicamente pareció menos que su rival, bien aleccionada por Mariona Caldentey, que tiene el fútbol en piernas, cabeza y pizarra; y sabía que la clave del partido tenía que ver con hacérselo largo a sus antiguas compañeras. Lo sabía todo sobre ellas.
El Barça sigue siendo la marca del fútbol femenino en Europa, pero no debe dormirse. Jugadoras como Paredes, Graham Hansen o Alexia, una por línea, han bajado el nivel este curso, en el que ya se había producido algún tropiezo inesperado como el de Manchester en la fase de grupos ante el City; y frente al Madrid en Liga. El relato, además, ha sido algo equívoco porque ha apuntado a la falta de nivel en la Liga F en lugar de concentrar las fuerzas en hacerse indestructible en Europa.
El escenario del fútbol femenino del Barça es casi idéntico al de la sección de balonmano masculino, que no tiene rival en la Liga Asobal (esta temporada sí ha sido derrotado por el Granollers), pero que está obligado a mantener la excelencia si quiere estar cada año en la F4 de Colonia. Esa es la realidad en la que se mueve estos días el Barça, que tiene que revisarse para no caer en la autocomplacencia. Ha construido un edificio irable y lo de este sábado no debe considerarse un fracaso en ningún caso. Pero sí debe servir para reflexionar. Quien deja de darlo todo un día no sale en la foto al siguiente. La Champions se esfumó en Lisboa. Esta vez, fueron demasiado humanas.
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