Otra reconstrucción masiva obligatoria
“Haciendo catorce cambios cada temporada no se hace un proyecto sólido”, afirmó Gabi en su extensa y esclarecedora conferencia de prensa en la víspera de cerrar un nuevo ‘annus horribilis’, el quinto consecutivo -que se dice pronto- del Real Zaragoza en Segunda División. Y como principio futbolístico tiene su lógica, porque ningún equipo importante se construye en un año ni Zamora se tomó en una hora, pero este Real Zaragoza, diga lo que diga Gabi en público, necesita imperiosamente este verano acometer otra reconstrucción masiva de su plantilla. Otra más. Y no por su comportamiento desganado de anoche en Castalia, donde regresó cosido a goles y envuelto de deshonor en el final de un campeonato ciertamente aborrecible. El Zaragoza precisa de otra reconstrucción masiva, porque resulta imprescindible que dé un salto de calidad y personalidad en todas sus líneas para que este largo periodo por el desierto de la Segunda División no se haga eterno y para que cada temporada no sea un fracaso mayor que la anterior.
Claro que en esta plantilla hay futbolistas aprovechables, que, cuando todo parecía perdido, han tirado del carro, más por compromiso o amor propio que por talento, casos de Francho, Arriaga o Raúl Guti, y algún otro a los que se les adivina, si se me permite, un techo mayor sin el agobio y la amenaza del descenso, como Pau Sans -la mejor aparición de la temporada- o Bazdar. Pero el Zaragoza necesita un once titular prácticamente nuevo. En definitiva, un once con mejores jugadores. Y todo lo demás conduce a un autoengaño de partida. Necesita eso y necesita una regeneración institucional a todos los niveles, de arriba abajo. Es decir, hacer todo lo contrario a lo que se ha hecho hasta ahora. Otro Real Zaragoza debe ser posible.
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