Pese a Mbappé, el Barça


El acta de defunción a la Liga fue el retrato veraz de lo que ha sido la temporada para Barcelona y Real Madrid. El gusto en el juego, la energía y el alma competitiva de uno contrastó con la propuesta famélica y la desidia colectiva del otro. Fue un Barça al más puro estilo de Flick, incluso con alguna concesión de más y con un dudoso final al filo de la navaja, frente a un Madrid desastroso que no hace justicia a la trayectoria histórica de Ancelotti. El italiano se irá y Mbappé se queda, la única señal positiva del Clásico, pero el francés ni nadie arreglará el desaguisado si al equipo blanco no le ocupa el fútbol.
Pese a Mbappé y a un inicio cargado de distensión, el Barça resultó superior. Ni la ventaja alineó al Madrid con el partido. Cuando el Barça se soltó a partir de la concisión y la nobleza de De Jong y Pedri, jugadores como Ceballos, Güler o Vinicius desentonaron con el balón y en los esfuerzos. Ancelotti diseñó un plan de mínimos consistente en lanzar a Mbappé ante la defensa adelantada de Flick, pero para eso su equipo necesitaba superar la primera presión y tener la sapiencia para juntar pases. En el Madrid la pelota quemó, en el Barça fue su argumento principal.
Ante el repliegue intensivo blanco, el equipo de Flick movió con la suficiente velocidad y encontró en los costados una vía de demasiado fácil. Ahí Lamine y Raphinha resolvieron. Güler y Vinicius llegaron tarde a las coberturas o directamente no ayudaron. Con una altura tan baja, la defensa del Madrid incurrió en desajustes continuos por dentro y por fuera, sin atornillarse tampoco en su área.
Se dirá que una zaga tan remendada como la que ha tenido Ancelotti durante casi toda la temporada no es digna para un equipo como el blanco, pero el problema tiene un origen colectivo. El bloque no ha estado nunca perfilado, a diferencia del Barça, al que ni la línea, a veces un tanto imprudente, de Flick le ha trastocado su hoja de ruta. No es un asunto de nombres, sino de estrategia y trabajo. Que Eric Garcia y Gerard Martín hayan tenido que terminar como laterales blaugranas y hayan cumplido con nota da pistas al Madrid de qué ha sucedido.
Con todo, el Barça decidió dar vida a los de Ancelotti, agarrados a Mbappé. Se descuidó en la segunda parte, con goles fallados y pérdidas evitables como las de Milán, aunque De Jong corrigió a tiempo numerosos acercamientos blancos ingeniados por Modric. Szczesny vaciló, Courtois paró y hubo partido. Otra vez la gestión del Barcelona no fue la mejor por su fobia a dar un paso atrás, pero vive y muere con sus ideas. El Madrid, ni las tiene.
Desprotegido

Bloque hundido del Madrid que deja paso libre a la conducción vertical de Pedri. Bellingham y Valverde están a la altura de los centrales en una defensa mal posicionada que penaliza el talento de Lamine.
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