Nuria Fergó, sobre su divorcio de José Manuel Maíz: “Me considero madre soltera”
La cantante ha desvelado en ‘Madres: Desde el corazón’ cómo vivió los duros días que llevaron a su ruptura y la luz que supuso su hija Martina.
El divorcio de Nuria Fergó, uno de los rostros más populares que han emigrado de la academia de Operación Triunfo, fue tan mediático que durante meses la prensa del corazón únicamente tuvo ojos para ella. Un 22 de mayo de 2010 se casó con el empresario balear José Manuel Maíz en Palma de Mallorca, 14 meses después nacería su primera hija, Martina, y en octubre de 2011 firmó los papeles del divorcio.
Aunque Fergó no acostumbra a ocultar sus pensamientos acerca de aquello que le preguntan, lo cierto es que pocas veces se ha abierto en canal como lo ha hecho en la segunda temporada de Madres: Desde el corazón, formato en el que ha hecho de sus recuerdos el extenso relato de los duros días que llevaron a la ruptura con Maíz.
"No fue la boda de mis sueños, pero vamos a dejarlo ahí. Fue la boda de los sueños de otra persona“, dice, en un primer momento, asegurando que ”cuando una no está bien, te crees que con esto vas a estar bien, hasta que aprendes que eso no te da la felicidad" y que, por ello, es tan importante “conocerse y estar bien con uno mismo”.
“Quería ser perfecta y no fallar en nada”
De aquellos días ha extraído las conclusiones vitales que hoy la acompañan. “Soy una chica positiva y alegre, que quiere vivir el momento, pero eso no quita para que yo tenga mis inseguridades. Y eso a lo mejor hace que no te des cuenta: no te quieres lo suficiente“, expresa. Difícil verlo entonces: ”Tenía 22 años, venía de un pueblo, había salido de un programa. Era una niña que quería ser perfecta y no fallar en nada".
Lo que sí tenía en su cabeza era que quería ser madre. “Sí, quería vivir esa experiencia. También es lo que has visto y en lo que te han educado. He sido madre. Mi niña es lo más grande que tengo, pero no ha sido un camino de rosas”, revela, dando pie a una de las partes más complicadas de gestionar de su divorcio: su hija.
“No estábamos bien y Martina vino porque el universo quiso que yo fuera su madre, y ella mi hija. El embarazo como madre no fue bonito para mí. Me sentí muy sola, porque no estábamos bien (...) Martina me dio la fuerza para irme de ahí. A los 10 días de haber parido, me fui a la casa de mi madre. A los tres meses, salió el divorcio y me separé“, destapa.
Sobre su hija Martina y el viraje de su vida
Según cuenta, necesitaba irse de Mallorca y volver con su familia porque “no estaba bien y pensaba que se me iba a cortar la leche”. Se fue. Y no volvió. Decidió dejar la relación. “No quería que mi hija viviera en una casa donde no había amor. Prefería que viviera con el amor de su madre y de la familia de su madre; y con el amor de su padre y la familia de su padre. Eso de aguantar por los hijos, eso de ‘es lo mejor para los hijos...’.No, estáis muy equivocados. Lo importante es que los padres estén felices, juntos o separados”, se sincera.
Volvió entonces a su Nerja natal. Y allí pasó ocho años en los que se dedicó íntegramente a su hija. “Sólo salía para ir a conciertos. Mi rutina en el pueblo era llevar a mi niña al colegio, ir al gimnasio, comer en casa de mi madre, llevarla a extraescolares. Y ya está. No quedaba ni con mis amigas para tomar un café“, rememora.
Cuando Maíz y Fergó pusieron punto y final a su historia “no hubo juicio, hubo un convenio”. Ella tenía la custodia y él, un fin de semana al mes. “Con lo cual, yo me considero madre soltera. A la niña la estoy educando yo. Él cumple con su manutención y con su fin de semana al mes, pero ya está”, sentencia.
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